miércoles, 28 de enero de 2009

En el mar la vida es más… interesante. (parte 1)

Background.
Todo comenzó hace como ya casi dos años cuando conocí a Ella. En otras ocasiones he tocado este tema de cómo pasaron esos tiempos así que no entraré en detalles. Luego de cómo un año, Ella regresa de Playa del Carmen para visitar a la familia y a qué sé yo más. Estuvo por estos rumbos como dos semanas, de las cuales pasamos casi todas las tardes saliendo en las tardes, en las noches, comiendo, y paseando en general. Leve, pero esas semanas me la pasé muy bien, me sentía tranquilo, animado, contento más que nada. De tal manera que yo me clavo con la morra, así, simple y llanamente. Yo soy muy dado a abrirme con la gente de una manera lo más honesta posible, y de apostar todas las canicas por un momento, quizá sea un pendejo, pero a mi me gusta decirme idealista. Cuándo se va, por cosas de que soy muy mamón o simplemente seguía medio dormido, nunca le dije lo que sentía por ella, que no tenía mucho sentido, ella tenía su ritmo en otro lado, pero igual quería decírselo, no lo hice. Así que me digo a mi mismo: “oye, ¿por qué no planeas tus próximas vacaciones en el caribe y aprovechas para estar con esta morra que te hace sentir contento y esas cosas y aprovechas para decirle y ya dejarte de pensar en los molestos hubieras?” a lo que me respondo: “pues… va, como diría Hunter S. Tompson: “ yeah ¿why not?” Así que me puse a chambear, y después de tres meses de trabajo y presiones y ganas de ya estar tirado en la bonita arena del caribe, conseguí el dinero y me fui a Playa del Carmen. Ella me había preguntado en un mensaje alguna vez: “¿No te importa compartir tu estadía con un chilango, un gato y esta barracuda?” a lo cual yo respondí: “Si el chilango es buen pedo y el gato buena onda, no hay pedo”

1.-
Primero lo primero, iba a pasar navidad y año nuevo lejos de la familia, lo que me dejaba con ese sentimiento, no puedo decir que de culpa pero si como de down por dejar a mi madre sola en estas fiestas que tanto me gustan. No soy muy fan de dar abrazos a la familia que casi nunca veo, pero toda la cuestión del frío, las vacaciones y los regalos me hacen disfrutar mucho estas fiestas. De cualquier manera tenía que hacerlo en algún punto.
Mi vuelo salía el lunes en la mañana, dejé el momento de avisar a la familia más cercana para el sábado o en algunos casos el mismo domingo, quería evitar situaciones incómodas o que me encargaran cosas como conchitas, arena o el clásico: “¿con quién vas a llegar? ¿De donde los conoces? ¿Por qué tanto tiempo? Bla bla bla.
El lunes pasé a Gandhi a comprar unos libros para el camino y para leer allá. Me entró un sentimiento como de ya no querer ir, de tener cerrado el ciclo y evitar un mes de posibles situaciones incómodas. Ya tenía comprado el boleto, y si lo cancelaba no había reembolso, además salía en unas tres horas y mientras estaba por los libros, un hilito de sangre me recordó que, pues por qué no hacerlo, de cualquier manera eran vacaciones, y era el caribe. Así que en un silencio interior, llegué al aeropuerto, documenté, salí por un cigarro, y entré a la sala de espera.

2.-
Durante todo el camino, escuché mi playlist: “para antes de morir” que hice en caso de que el avión se estuviera cayendo, al menos escuchar algo bonito y no los gritos de toda la gente. Creo que prefiero morir escuchando do you realize que gritos de personas y de niños. Cuando voy en un avión, no puedo evitar sentirme como en un table dance. Primero el capitan te presenta a las muchachas que te atenderán durante el viaje. Las azafatas siempre te sonríen y son extremadamente amables. Siempre te dicen: señor. Sirven alcohol y botana.
Cuando vuelas sobre el mar, es como flotar en el vacío. No hay arriba ni abajo, todo es azul en ambas partes del horizonte. Si te quedas quieto y no hay turbulencias, parece que no nos movieramos.

3.-
Cuando llegué a Playa seguía ese silencio interior. Cuándo veo venir Ella, veo que viene con un güey X, a lo cual yo pienso que era su roomate o su novio. En el camino, pues yo seguía un callado y ellos también. Creo que platiqué más con el taxista. Me enteré de que ese güey X, era el free de Ella, lo cual me colocó en una situación incomoda en menos de dos horas de estar en la pequeña ciudad. No le hice mucho caso, yo ya iba más de vacaciones y me iba a dejar llevar por la corriente. No lucharía, ni haría berrinche, solo flotaría a ver a donde llegaba.
Ivan, el güey x, trabajaba por las tardes, Ella por la mañana de tal manera que en las mañanas cotorreaba con Ivan y en las tarde con Ella. Los primeros días platicaba poco con Ella, la notaba como seria, o como si no quisiera que estuviera ahí, como raro, pero no lo suficiente como para aplicar el plan fuga. Aprovecho aquí para darles una pequeña descripción de Ivan, que resulto ser un persona de lo más divertida.

3.1.-
Ivan es un chilango nacido en Tepito que lleva algunos años viviendo en Playa. En resumen, el se metía hasta el dedo, pasando por cocaina, marihuana, ácidos, tachas, microácidos, hongos, y todas esas cosas que muchos quizá nunca probarán. Había ido al desierto a comer peyote un par de veces. Trabajaba de barman en un restaurante italiano llamado La Familia (cuando vayan a Playa, tienen que visitar este lugar, su comida es sublime) donde podía beber discretamente durante todo el día. El tiene un gemelo, que juran que es el malvado. Su gemelo es dealer, y vive en la fiesta. Les digo que juran que es el malvado por que Ivan es básicamente lo mismo, solo que el quiere cambiar, pero como todos sabemos, el querer no es suficiente. Así como en el anuncio de pfizer que dicen: “Tu voluntad, necesita de la ciencia”. Ivan quería ser una mejor persona, ser más culto, leer más, y dejar la fiesta. Tenía otro hermano mayor, que como en muchos casos hacía de figura paterna para los gemelos. Su hermano Eliu, hace un show con fuego y gana bastante bien, ha viajado por muchas partes del mundo con lo del show y vive bien, trabaja en lo que le gusta y se divierte. El si lee, casi no agarra la fiesta y tiene cara de ser más responsable. Ivan creo que vive a la sombra del hermano, como esperando ser algún día como el. Tiene este como sentimiento de inferioridad sobre muchas cosas. No quiere aceptar que se siente menos que los demás y se escuda en una posición como defensiva, pero su defensa es estar a la ofensiva. En todo el tiempo que estuve por allá, nunca lo llegué a ver digamos sobrio, siempre estaba o medio borracho, o medio pacheco o medio algo. Sufre de lagunas mentales y siempre trata de explicarte todo como si lo supiera sin saber que tu ya lo sabes o que si no lo sabías, ya te lo había explicado. Lagunas mentales.

Terminada esta pequeña descripción. Como a los tres días, después de escarbar muy bien en Ella, comenzó a salir la morra que yo conocía. Ella me dijo que allá no tenía con quien platicar, por lo cual yo supuse que se había cerrado inconscientemente. Digo después de vivir con un guey como el Ivan, cualquiera se cerraría.

Fin de la primera parte.

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